martes, 9 de diciembre de 2008

CONTRATANTO

No eres un ser humano Lola, eres una epidemia. Todo sobre mi madre


Cuanto dolor hace falta para no odiarlos...
a estos criminales del alma
a estos sicarios morales
a estos infelices que infectan al mundo con su falsa palabrería
a estos encantadores de serpientes
que recorren las calles buscando presa
a estos buitres del afecto
a estos cuervos sin corazón
a estos que secaron tu alma
a estos que se burlaron de tu inocencia
a estos que se aprovecharon de tu buen corazón
a estos que se bebieron tu sangre
a estos que te dejaron como un árbol seco
a estos....
que les esperen los infiernos
que la eternidad no les alcance para pagar el mal que hicieron
que las entrañas se les vuelquen
que la garganta les arda
que el corazón no les lata
que las manos se les partan
que la piel se les seque
que las cuencas vacías adornen su rostro
a estos...
a estos que te robaron la inocencia
a estos que se aprovecharon de tu generosidad
a estos que royeron tus caricias
a estos a esos que mascaron tus abrazos
a estos nunca levantaron la mirada
a estos neoliberales del afecto
a estos ….


Tres grandes seres humanos, volcaron en mí sus desgracias en estos días, los amo porque cada uno representa un martirio de las relaciones en este sórdido mundillo. Algunos dirán, son débiles, eligieron mal, se dejaron, etc. ¿Y es que acaso el que existan débiles da permiso a otros para pasar por encima? Porque si es así, creo que lo mejor que podríamos hacer es librar a este mundo de tanto HP con una pistola y un cargador. (Hablo literalmente)

Realmente no creo eso, creo que aún la debilidad, la inocencia, la simpleza, las gratuidad, debe tener cabida en este mundo y que no es posible vender por unas monedas unos ojos limpios.

Estas tres personas tienen el mal mas agobiante, al enfermedad terrible y la agonía mas larga que ser humano alguno pueda cargar... ya no creen en el amor. Y no hablo del amor de Corín Tellado o Lupita Ferrer, hablo del amor de verdad, ese que hace a los seres, seres humanos y a los tiempos, tiempos mejores; ese que transforma un pan en una bendición, un abrazo en júbilo y una caricia en un milagro.

Mis tres amigos, cada uno tiene el signo de la desesperanza, del no creer, de la desconfianza y del oprobio. El primero, un muchacho de provincia con dientes blancos, mirada soñadora, cuerpo caribe y rostro perfecto quien después de la muerte de sus padres vino a este frío páramo a casa de su tío quien se ofreció hacerse cargo de él y su futuro. El creyó. No tenía motivo para desconfiar, no había razón para temer agendas ocultas pero una mano en medio de sus sábanas le enseñó que todo... hasta él tenía un precio. Ahora vaga por las calles, inmolándose a diario por unos billetes y alcoholizándose para poder soportarlo. El segundo un poco mayor, bello sin el mismo saberlo, inteligente, desinteresado, honesto y leal, su error creer sinceramente que "te amo" significaba lo mismo para él que para otros. Ha pasado de mano en mano hasta convertirse en una carátula de revista vieja, en un ser que deambula de su casa la trabajo y de allí a su universidad pero cuyos ojos ya muestran el vidriado de la desesperanza y la catarata del desamor. El tercero, alguien que amé, a quien di mi vida, a quien bendigo por haberme enseñado el amor de hombre, ahora solo duerme ayudado de los espíritus de la retorta y el mechero, después de que su carcelero se cansó de desangrarlo, de apretar su cadena, de dejarlo sin voluntad y después de tres años lo escupió como una fruta podrida para seguir a otro árbol.

Por todo esto a estos criminales,
a estos que se roban el alma,
a estos que no les importa dejar cadáveres a su alrededor,
a estos que se aprovechan del buen corazón de otros,
a estos profesionales del engaño,
a estos que siembran de pus lo que tocan,
a estos que por desgracia comparten nuestro aire,
a estos que no respetan un corazón limpio
a estos que prometen amor y desbordan deseo
a estos que se juran fieles y venderían a su madre
a estos …
no les deseo la muerte
pero si una agonía eterna
y justamente que la muerte no les alcance
para que su mayor castigo
sea vivir rodeados
del infierno por ellos creado.

7 comentarios:

Milo Gasa dijo...

Nunca se termina de aprender, por eso es que nunca perdemos la capacidad de corregir nuestros errores o de volver a creer cuando las esperanzas están perdidas, ¿no crees?

JP dijo...

Wao!

Luego preguntan por que yo tengo muros de hielo ah?... precisamente, para alejara ese tipo de tipos, aunque el precio es alto, tambien se alejan aquellos a quienes si vale la pena contarlos dentro de los amigos del alma o amores del corazón.

Grr?

Anónimo dijo...

Olvidé traer la caja de pañuelos...

Para donde va la humanidad?

Hasta donde llegaremos?

Creo que en vida ya nos llego el lloro y el crujir de dientes.

Arquitecturibe dijo...

Hmmmmmm...
dificil sería agregar algo, porque de muchos especimenes he deplorado hasta el dia que nacieron....
y quizas ese odio se convierta en el caparazón que vamos construyendo... en el refugio anhelado
besos desde mi lejana galaxia mi felino amigo.

Monchis dijo...

Bueno mi Quike.....

Nadie dijo que este mundo era un lecho de rosas.

Sin embargo, afortunadamente existen unas cuantas almas justas y corazones íntegros entre la multitud... si no creyera eso, no tendría sentido seguir ilusionado o ni siquiera vivir.

Seguramente cada quien tiene un destino marcado y ciertas cosas que le corresponde vivir y aprender... pero eso es otra historia.

Saludos,

Vicky dijo...

esos seres que en el fondo somos nosotros mismos...

Estamos tan exitados odiándolos, tan exitados masturbándonos con su presencia, que en el fondo no concebimos la vida sin ellos, no concebimos no ser los buenos del paseo, nos encanta Piolín...

Nos hemos vueltos adictos a una ilusión... pero como todas las ilusiones de la vida son pasajeras

Juan dijo...

Sin palabras.

Un abrazote!!

Y si al final del camino la vida no te encuentra triunfante, que por lo menos te encuentre luchando!