Aire

He dejado de escribir, quizas porque me dediqué a vivir. Y no es que las dos cosas sean incompatibles, pero cuando el brazo se queda quieto es porque el espíritu ya no lo mueve con el mismo temple. Se que tendré un nuevo rumbo pero en este momento estoy contemplando el mapa para trazar la ruta.

Desde hace algo mas de tres meses decidí caminar acompañado. Digo decidí porque hasta ahora entendí completamente eso de que enamorarse es una decisión, que a uno le pueden gustar mil tipos, pero solo decide entregarle el corazón a uno.

Ya me había enamorado en el pasado, pero con ese amor tórrido y feroz de apnea y taquicardia que suele acompañarnos a veces por encima de la edad del acné y los miedos. Se que puse mi mejor esfuerzo pero soy consciente que al mirar por encima del hombro me siento avergonzado de cosas que hice y de otras que dejé de hacer.

Esta vez ha sido distinto, ya las mariposas no dominan mi estómago, ya el ansia por su llegada no carcome mi pecho, ya no explota el volcán de los celos cuando una mirada furtiva se posa en su cuerpo, ya no lánguidezco al final de su llamada. Ahora simplemente, a su lado ESTOY EN PAZ.