martes, 8 de julio de 2008

Carlitos, mi amigo.

Cuando te conocí, en el grupo juvenil de la parroquia, me pareciste muy chistoso. Tenías una chispa especial, un liderazgo a toda prueba y un carisma como pocos. Siempre fuiste el que mas colaboraba, el mas servicial, el amigo de todos, el que sabia poner una sonrisa en el rostro de cualquiera, el que corregia sin mostrarse osco, el que abrazaba con el corazón. Cuantas niñas no suspiraban por ti en la preparacion para su confirmación pero tu te mostrabas como "muy de tu casa". El padre Pacho te hizo dos o tres lances para el seminario pero tu declinaste por tu madre enferma. Siempre te admiré mucho, pero el dia en que comprendí lo que habia en tu corazón fue cuando me invitaste a tu casa... detrás de ese muro inmenso con una puerta en la mitad se escondía una enramada mal construida, una habitacion común, una estufa gasolina encima de una mesa de madera que navegaba a la deriva casi en la mitad del lote y que tu mamita en su tierna inocencia llamaba cocina. Vi como tu ropa, siempre aseada y perfecta, estaba cuidadosamente doblada dentro de una caja de cartón huyendo a la humedad debajo de la cama. Tu solo me mirabas de reojo como temiendo mi reacción... yo solo atiné a darme cuenta que habia encontrado un amigo a toda prueba.

Pasamos tardes fabulosas, jugando con barcos y aviones, que casi me sentía culpable por poseer y que terminaron en manos de tu colección de sobrinos cuando ya crecimos. Quise tener mas fuerza, mas valor o mas hombría cuando tu padre, frente a todos y borracho, te agarró a golpes por "andar mariquiando en la iglesia".

Honesto como pocos, que nunca dijiste nada de tu propia necesidad, ni aún cuando te encargaron de administrar los mercados que regalaba la diocesis para los pobres del barrio y que tu entregabas con una mirada de optimismo a aquellos que solo podían decirte " Que Dios se lo pague".

Luego nos distanciamos. Me fui y solo el recuerdo de haber cruzado el camino de un ser humano extraordinario me acompaño por un tiempo. Pero esa alegría volvió cuando te vi de nuevo en la librería de la CRC. Parecias iluminar el lugar con tu sonrisa, tus ojos brillaban plenos de existencia. Me contaste de tus proyectos, de tus sueños de lanzarte a la JAL, de tu trabajo por el barrio, de haber logrado el pavimento y por supuesto de tu trabajo en la parroquia. Solo que ese día de mayo fue especial, ambos teniamos claro en nuestras vidas que habia un secreto compartido. De hecho no fueron necesarias las palabras, el tema llegó suave, despacio, como el vientecito de las tardes; solo nos quedamos mirando, soltamos la carcajada y nos dimos un abrazo y un "piquito" de cariño. Que buenos años aquellos... las tardes contigo eran las mejores, fuiste testigo de mi primer beso de amor y hombro firme para el subsiguiente llanto en la primera decepción, fuiste complice de mi primer ida a video porno y absurdo compañero de primer cuarto oscuro en especial cuando notamos que ni yo tenía tu mano ni tu tenias la mia.

Fuiste la primera persona que me hizo sentir eso que llamamos "orgullo gay" que no es mas que quererse a uno mismo como es. Cada uno seguia su ruta; yo con C y tu solito pero con miles de proyectos para el bien de tu barrio, de los niños sin alimento, de los ancianos solitarios, de las madres abandonadas y hasta de los perros sin hogar. Tu, con esa alma inmensa que no te cabía en el cuerpo, te levantabas cada mañana con la esperanza de dejarle este dia al mundo un poco mejor que ayer. Te enfrentaste con politicastros que solo llenaban de esperanzas huecas, palabras vacias y mercados los barrios unas semanas antes de elecciones. Lograste un CAI, cuando la policia habia declarado tu barrio con ese eufemismo ridículo de "zona de orden público". Tu no tuviste amores particulares porque tu corazón era tan grande que en él siempre cupimos todos.
Por que se van pronto los que Dios ama? Quien hubiese sabido de tu partida para haberte dicho gracias por tu existencia? Pero tu decidiste dar la batalla solo, como el caballero, como el hombre y como el creyente que fuiste. No podias tolerar que esos bataneros de la muerte envenenaran el cuerpo y la mente de esos niños que tu mismo habias preparado para su primera comunión. No... tu no podías mirar para otro lado y dejar pasar como todos tus vecinos, que sabiendo lo mismo preferían callar pero que de noche, a solas con su conciencia, preferían no haber nacido.

No alcanzaste a tocar la puerta, tu mamita te oyó decirle por última vez cuanto la amabas cuando de nuevo te sostuvo en sus brazos igual que el primer día. Fue un corto suspiro y un eterno silencio.
Solo supe de tu partida meses después y solo escribo esto años después, no porque no te amase, sino porque aún te amo mi amigo. Espero verte en el cielo algún dia, para darte ese abrazo que se nos quedó pendiente.


P.D. Carlos fue asesinado de varios disparos entrando a su casa por una pandilla que distribuía drogas en la escuela primaria de su barrio al suroriente de Bogotá. El proceso legal se declaró cerrado por los organismos de justicia del estado y nunca se condenó a nadie. Este post es un sencillo homenaje a uno de los mejores seres humanos que he conocido.

8 comentarios:

Juan dijo...

Absurda, como tantas muertes en esta sufrida tierra. Impune, como casi todas.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Me quedo sin palabras, y pienso en todos los valientes Carlitos que hay allá afuera ...

Un saludo

jako dijo...

La verdad son muchas las emociones que siento en este momento… no me salen las palabras… pero lo que si puede decir es que personas como él son ejemplos de ser humano para tener presente siempre.

Como siempre la “justicia” colombiana hace de las suyas o mejor no hace nada… tantas son las injusticias que tenemos que ver a diario que nos estamos volviendo insensibles ante situaciones como estas.

Por último te digo que eres muy valiente al escribir este relato, debió ser muy difícil y me imagino las lagrimas brotar de tu rostro con cada oración escrita, se nota que eres un ser maravilloso y desde mi cercana dimensión de mando un beso y un abrazo muy caluroso.

Milo Gasa dijo...

Un sentido homenaje. Un servidor que pocas veces dice que se quita el sombrero, desnudaría su alma por conocer más seres humanos tan infinitamente íntegros.

Un abrazo.

Unknown dijo...

hola
Hace unos dias empece a leer tu blog, y especialmente esta entrada me ha tocado mucho. Honesta, directa, tranquila e infinitamente afectuosa. Un bello homenaje para alguien que sin duda lo merece.
No me encuentro en Colombia ahora, pero a la distancia me siguen doliendo este tipo de injusticias sociales. Gracias por tu voz de protesta que aunque como muchas, muchas veces se pierda en el silencio, deja una huella para todos lo que la escuchan.

Un abrazo desde Australia.

Prometeo

Anónimo dijo...

Cada vez que me paso por aqui ejercito mis pupilas....

JP dijo...

bfejhImpresionante, impactante y conmovedor… muy de tu estilo Quique… casi me haces chillar compadre!

JASONMIND dijo...

mmm me dejate frio.. primera vez que paso por estas tierras de historia, experiencias, de palabras de sentimientos, de vida... espero seguir curioseando, un abrazo te cuidas, te invito por mis tierras tambien

Y si al final del camino la vida no te encuentra triunfante, que por lo menos te encuentre luchando!