domingo, 6 de abril de 2014

TRILCE


Hace 10 años conocí a un hombre. Uno de los mejores; con buen corazón, con valores, con sueños, emprendedor, inteligente, atractivo.  Nos hicimos amigos, despacio, sin prisas, con mensajes, con caritas felices y eso no hizo mas que darme la dicha de estar mas cerca de su alma y hacer crecer mi admiración, respeto y ... amor por él.  Poco a poco, como el agua en los surcos, su presencia fue llenándome de esperanza en la vida, y comencé a abrigar la esperanza de que fuese él quien me acompañara, un trozo de la vida o quizás el resto de ella. Sin embargo, nuestros caminos parecían no tener asidero: si yo andaba en la ciudad, el estaba fuera, si yo viajaba a la suya,  el estaba en otra, si coincidíamos, teníamos poco tiempo... solo lo justo para pasar una tarde de sexo vigoroso... pero el sexo casual un bagazo triste para quien merece tu alma. Solo pasamos un par de noches juntos, cuando por causa de un Seminario se quedó en mi casa, en mi cuarto, en mi cama. Dormir abrazados, sintiendo la tibieza de su piel, verle respirar despacio, esperar para que la luz hiciera abrir sus ojos despacio y saborear su sonrisa al amanecer es un recuerdo grabado en mi memoria.  No tuvimos sexo; solo nos dimos un beso, largo, saboreado, húmedo, carnoso, deseado, porque él tenía pareja y fieles, no a él sino a los principios que nos habían unido por tanto tiempo, no queríamos romper aquello que admirábamos mutuamente.

Durante todos estos años, nuestras charlas telefónicas, nuestros saludos fugaces en mutuos viajes, nuestros mensajes en la red siempre terminaban con una mirada de esperanza y confianza en que algún día podríamos estar juntos.

Hace 3 meses, la felicidad se atravesó en nuestra espera. El tendría un contrato con la misma empresa con que yo trabajaba. Al menos por un tiempo, vendría para Bogotá. Miles de planes trazados, sueños acumulados, abrazos guardados y besos contenidos comenzaban a tomar forma y a aparecer, no como un anhelo sino como una esperanza.

Ha pasado un mes, que ha sido lleno de felicidad, como es obvio con disgustos y complejidades de dos personas que tratan de amoldarse. Pero cualquier problema, era secundario al verle sonreir en la mañana mientras compartíamos el desayuno, al cruzarse nuestras miradas cómplices en medio de los pasillos de la empresa o al encontrarnos cansados al final del día pero jubilosos de tener una noche para los dos en casa.

Sin embargo, siempre una sombra tenue se hallaba omnipresente, ahí acechante, cubriendo todo de con una bruma que no deja respirar, que oculta la luz y que esconde el peligro pero que se te cuela entre los dedos. El trataba de ocultar las cosas con sus dientes perfectos, sus ojos brillantes y sus tibias manos siempre dispuestas a un abrazo. 

... cambiaste, de un momento a otro; decidiste ser detestable, odioso, lejano y ... casi hasta parecer interesado pero lo que mas me dolió fue que rechazaras mi cariño, me evitaras abiertamente y mintieras sabiendo que me daba cuenta. No lograba comprender, hasta que esa tarde, a la luz de un sol moribunodo me lo dijiste. Tu examen salió positivo. 

Te conozco, se que te aislarás, por un buen tiempo.  No querrás estar con nadie porque no querrás hacerle daño a nadie, así sea de forma accidental y vas a huir de mi, precisamente porque ese beso en la terraza me reveló que mi esperanza no era infundada.

Te perdí... En la forma mas sublime en la que se puede perder a alguien ... por amor.  

4 comentarios:

Blackmount dijo...

es un cambio de circunstancias complejo y dificil pero no tiene porque ser una condena al aislamiento. existen alternativas de tratamiento muy efectivas e incluso existen estudios que demuestran que las personas que llevan un tratamiento adecuado y mantienen su carga viral indetectable no son infecciosas para los demas aun en caso de sexo no protegido (articulo aqui http://elblogdegabrieljmartin.blogspot.com/2014/03/indetectable-vih-intransmisible-y-punto.html )

Quike dijo...

Lo se, yo lo tengo claro... pero él no y no desea tenerlo claro

Vicky dijo...

He quedado con la boca abierta. Es un relato con una fuerza increíble. Es un relato de amores imposibles, cercanos, casi vecinos a la luz pero en una lucha constante contra el destino. Ya habrá tiempo para besos sin sombras, un abrazo.

El Piloto dijo...

Señor se le sigue leyendo y compartiendo la tristeza. Un abrazo.

Y si al final del camino la vida no te encuentra triunfante, que por lo menos te encuentre luchando!