El sueño.
(Parafraseando con todo mi respeto al Dr Martín Luther King)
Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, que Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran.
Yo tengo un sueño que un día en los valles de sur de Bolivar los hijos de los ex pamilitares y los hijos de los ex guerrilleros serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo un sueño que un día incluso el Caquetá, un departamento candente, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo un sueño que mis cinco pequeños sobrinos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por la persona con quien decides amar sino por el contenido de su carácter.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día, allá en el campus de la Universidad de la Sabana, con sus supernumerarios cuidando, con un credo que gotea las palabras de la discriminación y la anulación; un día incluso allí mismo en los jardines de Casa Roca pequeños niños hijos de gays y lesbianas serán capaces de unir sus manos con pequeños niños hijos de heterosexuales como hermanos y hermanas.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.
Yo tengo un sueño que un dia cualquier soldado de la patria no crea que ofende a su uniforme si camina altivo y orgulloso de la mano del hombre que ama.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que estaré en mi ciudad. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Oh libertad que perfumas, las montañas de mi tierra, deja que aspiren mis hijos tus olorosas esencias. Yo que nací altivo y libre sobre una sierra antioqueña, llevo el hierro entre las manos porque en el cuello me pesa”. Y si Colombia va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.
Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Cocuy. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Santander. Dejen resonar la libertad desde las costas de Coveñas! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Manizales. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de Nariño. Dejen resonar la libertad desde las selvas profundas del Vaupés. Dejen resonar la libertad de los arrozales del Tolima. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada cumbre del Magdalena, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!
Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada departamento y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, gays, lesbianas, heterosexuales, bisexuales, transgéneros, negros y blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo bambuco: "¡Ay que orgulloso me siento de haber nacido en mi pueblo! Gracias a Dios todopoderoso, "¡Ay que orgulloso me siento de ser un buen colombiano!"