lunes, 23 de marzo de 2009

1996

Era un viernes... cansado de clase saliamos para la reunión de siempre. Yo apenas te distinguía, además, andabas con ese tipo. Cuando propusieron irse de rumba en grupo me pareció genial! Ah, por fin compartir en otro ambiente no académico! Pero que vaaa! Solo bastó cruzar las puertas de la U para que cada uno se fuera emparejando y quedasemos como un par de... nosotros dos. Solo hasta ese instante me pude fijar en tus hermosos ojos oscuros, melancólicos y algo sombríos, pero con la fuerza de la vida brotando en ellos. Tu delgadez, tu sonrisa tierna, casí tímida, tus buenas maneras y tu charla continua hicieron de esa que prometía ser una aburridora caminata un paseo sin igual. yo no podía creer que hasta ahora te veía, que no te hubiera tenido en cuenta, en fin que te hubiera ignorado. Cómo podía haber sido tan tonto de no ver el hombre mas interesante del grupo y justo a mi lado!

Los demás se contoneaban sibilantes al son de la música pero tu me tenías a tu merced con tu mirada y tu sonrisa. Mi cabeza se mecia suavemente al ritmo de tus palabras y se arrullaba con la cadencia de tus labios. Decidimos irnos y ah feliz coincidencia, nos servía la misma ruta de bus! De nuevo conversación fluida, plena de risas, de sueños, de rafagas en el pecho, de vientos en las orejas y de aromas de mar. Era hora de bajarme y por alguna razón que nunca entenderé se me escapó un guiño hacia ti.

Llegué a casa y no hice mas que esperar sentado a que el teléfono sonara para saber que habías llegado bien, para oir tu voz y para escuchar de nuevo de tus dulces labios un buenas noches, pero gané algo mas, una cita para ir a ciclovía el siguiente domingo.

Muy a las 7 am estaba yo esperándote. Como siempre llegaste a tiempo. Te veías espectacular con esta pantaloneta y tu cuerpo delgado. Hasta ese momento nunca me pareció mas hermoso. Eras un rayo de luz en la mañana, una brisita refrescante, un trocito de mermelada, en fin... eras tu. Iniciamos el recorrido, despacio, sin afanes, paseando y pedaleando como si las nubes nos guiaran. Dos veces estuve a punto de chocar por dejar que mis ojos navegaran en los tuyos, pero nada grave pasó y pues ... mala suerte para mi amada madrecita ese día.


Cuando retornabamos, se estropea la cadena, quedando hechos un mar de grasa y para colmo comienza a diluviar. Propuse que pararamos en mi casa para secarnos y tomar algo caliente. Entramos con sigilo, casi con miedo; a cada roce de nuestras manos la tensión se podía sentir, sobre todo cuando nos dimos cuenta que estabamos solos. Subimos a mi cuarto, te ofrecí ropa seca y procedí a sacar para los dos. Nos quedamos mirando, por unos instantes, el deseo reprimido, el calor de la tarde, el latir fuerte... pero de alguna manera decidimos que nada iba a pasar. Cada uno se dió la espalda mientras el otro se cambiaba de ropa. Luego, un tibio, largo y tierno abrazo nos unió desde ese día.

sábado, 21 de marzo de 2009

Rinconcito de poesía

LOS HERALDOS NEGROS
(1918)



Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

César Vallejo
(Perú, 1892-Paris, 1938)

Les fleurs du mal




Como escribir de ti? Me lo he preguntado mil veces. ¿Cómo hablar de único hombre que he amado y que ya no está a mi lado? ¿Cómo narrar sin perder detalle todos los años que pasamos juntos? ¿Cómo ser honesto y respetar tu sentir y el mio cuando nos dijimos adios? Todas estas son preguntas que me rondan y que evito porque para muchas, aún no tengo respuesta.

Es esta la razón de esta larga espera, la razón del instante detenido en el tiempo que se ha convertido en una eternidad. Llegado a ti, no he podido continuar, es como si el renglón desapareciese en un inmenso desierto de blanco en el papel.

Eres mi fantasma personal, aquel que ronda mis tardes, que extraño en mi lecho, aquel cuyo corazón ya no late, aquel que me mira con el fragor del frio muerto, aquel que fue amor, amigo, amante y hasta amargura.

Ya las calles no me hacen daño, ya los parques no gritan tu nombre, ya la música no llora tu ausencia. Ahora simplemente ya no estás.

Y si al final del camino la vida no te encuentra triunfante, que por lo menos te encuentre luchando!